Animarse

No es el nombre del blog que quise darle.
No son las cosas que quría escribir.

Pero soy vulnerable a las palabras de otros, por eso, por miedo, a veces no hago nada.
Pero bueno, acá está. Es lo que hay.
Se puede mejorar.
Pero como siempre encuentro algo en que escudarme, valga esta frase:
“No es valiente quién no tiene miedo”
Empezamos con esto, pero que quede claro que es un pedacito de un todo sin fin.
Tantas cosas racionales e irracionales para hablar!
La política mirada desde el corazón, la música escuchada sin saber de música; la sociología sin ser más sociólogo que el que sabe escuchar al vecino o al compañero de trabajo. El heroísmo sin ser héroe. Un grito de gol en la cancha. La amargura de irse perdiendo. Lo agridulce de seguir causas perdidas. Reirse. Y decenas de pequeñas frases que intentan ser ingeniosas.

Querer conocer el amor.
Veremos.

viernes, 22 de mayo de 2009

Otro Ángel sabe usar el PALO

Horóscopos de Descaminos


TAMBIEN NACIO EN SEPTIEMBRE
La madre le puso Ángel por un cantante. Su apellido era Cabrera como el de la mamá. Donde nació, muchos de sus vecinos tenían sólo el apellido materno. Su mamá siempre contaba que “el Ángel había nacido en punto” Tiene dos cumpleaños, el 12 de septiembre a las 12 de la noche y el 13 a las cero cero”.
Conoció algunos padres de otros pibes. Pero lo que veía y oía de otras casillas de la villa, le hicieron no pensar mucho en su papá.
Donde creció se iba a la escuela cuando no había otra cosa que hacer.

SE DESCAMINA EL CAMINO
Nunca había leído un horóscopo. Pero ese día le tendría que haber salido. “Familia: malas noticias”. Ese día la mamá se fue quién sabe a dónde.
Tenía más hermanos que dedos en las manos. A la Zulmita y a él les tocó ir a lo de una tía, que vivía en la villa Allende.
Sólo conocía a esa villa porque había oído una que otra historia de peleas. Relatos sobre emboscadas y tiros. “Problemas en la hinchada” contaban los vecinos en el almacén.

NUEVO BARRIO Y EL DESCAMINO SE ABRE EN DOS
La tía era buena mujer. Y venía con tío incluido. Viéndolo a él, fue la primera vez que pensó en cómo sería su padre.
Eran muchos primos, todos más chicos que Ángel, y había poca comida para todos. Sin embargo, nadie se quejaba. Es más, el tiempo lo ocupaban en jugar y reírse bastante.

El tío, que era el suplente del cortador de césped en el club de golf que estaba en el barrio Villa Posse, (ese que está detrás del muro y que tiene cámaras para filmar), al ver que el pibe era despierto, habló con el encargado para que Ángel fuera a hacer de ayudante de cadi.

Ese día salió contento con la bici. Lo único que había heredado. El horóscopo tendría que haber dicho: Trabajo: Se te escondió el camino.
Cuando dobló en la esquina, se encontró con algunos pibes que conocía y con otros que no. No necesitaron amenazarlo con nada. Sabía que la bicicleta no iba a ser más suya.

Se fue caminando las 30 cuadras que separaban la villa del campo de golf. Tuvo que dar un rondín para esquivar el muro. Dando la vuelta, se encontró con un par de famosos del barrio. También habían tenido que dar el rondín para esquivar el muro. Venían con un bolso demasiado lleno, de cosas que –obvio- no eran compradas. Escuchó un “Que ganas de hacernos patear al pedo”.

Cuando llegó al club se chocó con otro muro: “Pibe, llegaste media hora tarde, empezaste mal, y terminaste antes de empezar”

Esa tarde, para consolarlo, su nuevo amigo, el “tuca”, lo invitó a tomar una birra. Se sentaron en la vereda del kiosco enrejado. Previo dejar dos pesos por “el vacío”. Hablando de nada, salió el tema de “qué buenas zapatillas ¿son de la feria paraguaya?” “No chabón, son posta posta, me costaron 400 mangos”. Ángel pensó que era justo la misma plata que le iban a pagar por mes por hacer de cadi.

Zapatillas van, fondos de cumbias vienen, quedaron en encontrarse a comer algo en lo Axel, el medio hermano del Tuca. El más grande de todos sus medios hermanos. Parecía que de ahí venia la plata para las zapatillas.

PINCELADAS DE UN DESCAMINO ANUNCIADO
Siempre iban a morfar al comedor que estaba en la villa. Ahí tuvo su primer palo. Se lo habían dado (junto con una capucha) los del comedor para ir a la Capital. Esos que hablaban cosas que nunca había oído ni en la casa de su mamá, ni en lo de su tía, ni el pool. Parecían buenos flacos.

Un día, como todos, cuando no importaba nada, a la hora de la siesta, entró al comedor con otros pibes.
No tuvieron que hacer mucho esfuerzo para abrir la puerta de chapa, palanca con el palo y listo. Era bueno usando el palo.
La cortadora de césped, la garrafa de gas, una bordeadora y dos pares de zapatillas se trasformarían en cerveza y algo para comer.

Fue al bar... Esos bares de barrio, donde no entran mujeres. Preguntó cuánto valía la pizza. “16 pesos”. Ofreció un par de zapatillas, el del bar las miró, las dejó debajo del mostrador, y dijo: “me debés 4” y se escuchó al aire un: “¡Sale una pizza!”

Esa noche en lo de Axel, el humo tapaba las palabras, así que entendió poco de lo que le proponían. “Vas con la motito y me llevas el paquete a lo de… bla bla bla”, y no se acordaba más.

Al otro día, el mate cocido con pan, le hizo acordar todo. Pensó que no. Mejor dicho, pensó que mejor no pensar en eso.
Así pasaron varias mañanas de mate sin galletitas, mediodías de sánguches, tardecitas de faso y noches de acostarse con sólo cerveza en el estómago.

Pensando sobre la propuesta pasó por la vereda de un Kiosco de revistas. En ese semanario que nunca leyó, hablaba un golfista famoso: “Hice un gran esfuerzo. Eso demuestra que se puede, hay que sacrificarse y con trabajo se puede”
Hoy no se acuerda ni cómo ni cuándo dijo “Dale, voy”
Hoy solo se acuerda que no tenía a nadie a quién preguntarle qué hacer. Sólo se acuerda que dijo, “Bueno, hay que sacrificarse”.

En muy poco tiempo, pasaron muchas cosas. Minas fáciles, minas difíciles. Amigos que no eran amigos y amigos que aunque quisieran, ni podían ser amigos de ellos mismos.

Humo, cerveza. La guapeza del barro y otros muros que pudo, esta vez, saltar: supo aprender a pegar. Si la mano venía mal, tenía su palo...

FOTO DE UN DESCAMINO
Pudo haber sido por la minita que le gustaba a los dos, por guita, por demasiada cerveza, o sólo porque en el horóscopo había salido ese día “Amistad: ruptura de una larga relación”.
En el pool, el “Tuca” se le hizo el malo y le pegó varias piñas fuertes que lo dejaron en el piso.
Quedó tirado, pero como si alguna vez hubiera leído en otra revista semanal, lo que dijo ese famoso golfista: “Con o sin ayuda, a cualquiera que tenga un palo le digo que le dé para adelante con todo”. Como si alguna vez hubiera leído esa revista, se levanto y le sacudió duro con el palo. Se armó quilombo de los jodidos. Vino la policía a los 10 minutos Todos contra la pared, cejas y narices sangrando. Y en los bolsillos algo de marihuana.

DESCAMINO A LA MIERDA
Elecciones, y ante la “demanda social”, como decían las mismas revistas que nunca leyó, había un nuevo régimen penal para menores.
El policía todavía no lo conocía bien, pero sabía que había bajado la edad de esa palabra que le costaba pronunciar: “imputabilidad”. Depende la edad que tenia al aprehendido debía mandarlo a “tal lado o a tal otro”. Así que le preguntó a Ángel: “¿Cuántos años tenés?

“Depende”, -dijo-, capaz que hoy es mi cumpleaños, o capaz que cumplo mañana”.
El milico, con el humor de haber laburado 12 horas, le pegó fuerte en las piernas con, precisamente, un palo. Oficial.

En el diario. En recuadro chiquito y en la esquina de la sección policial, justo en la página de al lado donde está el horóscopo, se publicó, “Guerra entre narcos en Villa Allende. Dos menores detenidos.”